El conflicto cobró matices internacionales, cuando desde Venezuela, se intentó mandar ayuda para los liberales, ideología que cobraba cada vez más adeptos en suelo americano, pero sucumbieron a fines de julio de 1901, en manos de las fuerzas conservadoras de Juan Tovar.
Los sublevados se dividían, en quienes querían continuar las acciones (belicistas) y los pacifistas, que comprendían que no quedaba otra alternativa que negociar la paz.
Esta separación ya existía antes de la guerra, cuando tras el gobierno de Rafael Núñez, sobrevino el mandato de Miguel Antonio Caro, Vicepresidente de Núñez, a quien los liberales le declararon una guerra en 1895, que en tres meses terminó en fracaso, y algunos liberales entendieron lo difícil de oponerse al gobierno oficialista.
Uribe Uribe entendió que los pacifistas estaban ahora también en lo cierto, y aunque la lucha continuó en territorio panameño, hasta noviembre, el 24 de octubre de 1902, se suscribió el acuerdo en la hacienda Neerlandia, firmándose el definitivo el 21 de noviembre, el Tratado de Wisconsin, llamado así por haberse celebrado en el acorazado estadounidense que llevaba ese nombre.
A la profunda crisis poblacional (se perdieron más de 100.000 vidas) y económica (más de dos decenas de millones de pesos oro) ocasionada por la guerra, se sumó, como pérdida para Colombia, la independencia de Panamá, ocurrida el 3 de noviembre de 1903.